PRIMER SEMINARIO DE LITERATURA VICTORIANO


¿Qué es el seminario de literatura victoriano?

Este es un espacio creado para seducir a la comunidad victoriana y atraparla en la magia de la literatura.

Pero ¿cómo hacerlo?

Pues fácil…

Leyendo la obra de los distintos escritores colombianos y realizándoles un homenaje artístico y literario. Para alcanzar nuestro objetivo, es fundamental invitarlos y que ellos acepten venir a nuestra institución, de esta manera podremos compartirles la experiencia vivida al sumergirnos en esos fantásticos mundos creados por los trazos de su imaginación.

Así mismo podremos tener de primera mano, de la mismísima voz de los artistas, todas aquellas pautas que puedan posibilitarnos llegar a ser algún día buenos escritores y amantes de la literatura.

Es por esto que queremos contarte querido compañero y compañera, que este año hemos tenido la fortuna de haber recibido una respuesta positiva del maestro Santiago Díaz López. Quien acepto acompañarnos en nuestro primer Seminario de literatura victoriano, que se realizará en el segundo semestre del año.

 


¿QUIÉN ES SANTIAGO DÍAZ LÓPEZ?

(Autobiografía).

Nací en Bogotá, por allá en el 70, cuando todavía se llamaba La Atenas Suramericana.

En el colegio, en las clases de inglés de primero de primaria, la profesora nos hacía ilustrar las palabras que nos enseñaba y desde ahí descubrí que me encanta dibujar.

Más tarde, en las clases aburridas me hacía en los puestos de atrás, para hacerle caricaturas a los profesores, para el deleite de mis compañeros.

Química la pasé a punta de dibujos, pues aunque no era bueno para esa materia, me hice con un grupo de pilos para las fórmulas y yo ilustraba los informes de laboratorio, así que siempre sacábamos la máxima nota.

A la par del dibujo me gustaba escribir historias de humor, algunas de las cuales pasé al lenguaje de historietas. En la Universidad Nacional, con otros 6 locos hicimos una revista de humor que solo fue posible publicar cuando tuvimos el suficiente material de relleno, sobra añadir que los lectores todavía siguen esperando el número dos.

Mi primera exposición fue en la cafetería de la U: nadie habló de los dibujos, pero esa semana se vendieron muchísimos almuerzos. Para el trabajo de grado realicé 5 historietas tamaño gigante en las que expresaba qué era el Diseño Gráfico para mí. Una de las historietas era invisible, pero afortunadamente el jurado calificador lo tomó con mucho humor. Ahora me arrepiento de no haber tenido la disciplina de guardar los trabajos de aquella época.
Con algunos compañeros hicimos caricaturas en las primeras ferias del libro de Bogotá: recuerdo a una señora que se quedó mirando mi trabajo durante media hora y al final me preguntó:

– ¿Usted es feliz?

En la universidad trataron de convencerme por todos los medios de que en Colombia no se puede vivir de la caricatura y lo lograron el día en que me dieron el diploma de Diseñador Gráfico.

Hice historietas en el periódico La Prensa, de Bogotá, hasta que la sección dejó de salir. Trabajé durante muchos años ilustrando artículos en el periódico El Tiempo, junto a un gran equipo de diseñadores y periodistas. Allí se trabajaba con rapidez, pues muchos de los dibujos eran solicitados sobre la marcha, mientras el redactor terminaba el artículo. De ahí mi estilo sencillo, con pocas líneas y geométrico.

De las empresas, instituciones y medios para los que he ilustrado, recuerdo con agrado a la gente de Ecopetrol, Sofasa, Viva la ciudadanía, la Prensa, Casa editorial El Tiempo, Maloka, editorial Norma, La Escuela de Caricatura, Bavaria, el Liceo Campo David, La Nacho (Universidad Nacional) y la Sociedad de San Pablo.

Me gustan los juegos de palabras y podría decirse que he podido vivir del cuento. Y del dibujo. Y de la historieta.